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Colombia: "Ingreso Solidario" y retos de educación financiera

Con la crisis, se vislumbran oportunidades para que los que ingresaron por primera vez al sistema financiero utilicen adecuadamente los servicios del mismo. Para lograrlo, todavía queda mucho por hacer en materia de educación financiera.
Vendedor de bananas. Foto: Adam Cohn, Flickr 2017.

Finalizaron las primeras etapas de la entrega de subsidios de "Ingreso Solidario", el programa del Gobierno de Colombia, diseñado para apoyar a población vulnerable, pobre y pobre extrema que no recibía ningún otro subsidio del Estado. Más de 2,6 millones de hogares, el 87% de la meta inicial, han recibido entre 160 mil pesos colombianos y 480 mil pesos colombianos (aproximadamente US$ 44 y US$ 133) para sortear la coyuntura generada por la pandemia.

Aunque falta la consolidación de algunas cifras, se vislumbran oportunidades para que quienes ingresaron por primera vez al sistema financiero utilicen adecuadamente los servicios del mismo. Mientras se surte ese proceso, y se realizan estudios y encuestas que permitan identificar causas y estrategias para superar los obstáculos, estos serían algunos retos en los que debemos trabajar, desde la educación financiera, para lograr ese objetivo.

1. Apertura y uso de productos financieros digitales

Los beneficiarios de "Ingreso Solidario" que no disponían de cuentas de depósito activas en el sistema financiero, podían abrir productos como Nequi, Daviplata, Bancolombia a la Mano y Movii. Alternativas disponibles en dispositivos móviles; exentos del 4x1000; sin comisiones, en la mayoría de los casos; y que ofrecían un universo de oportunidades transaccionales por el simple hecho de abrirlos.

Lucía sencillo, pero los bajos niveles de apropiación digital representaron una talanquera para los procesos de apertura y la realización de transacciones diferentes al retiro de efectivo. Por ello queda pendiente la tarea de reiterar que existen otros usos, como la compra y venta de bienes y servicios, el pago de servicios públicos o la recarga de minutos.

2. Existencia y oferta de servicios de los corresponsales bancarios

Conexo con lo anterior, no está de más repetir que migrar de línea telefónica era el peor enemigo al realizar los abonos. Cuando la cuenta está asociada a un número de teléfono móvil, el cambio del mismo es la vía directa para no recibir el "Ingreso Solidario". Esto representó y representará un reto, en este y próximos programas de transferencias.

En la más reciente etapa, denominada toma de municipios, se buscó hacerle llegar los recursos a 360.000 familias que aún no tenían un producto en el sistema financiero y, por ello, no habían recibido ninguna transferencia. En la mayoría de los casos, el pago se hizo directamente en corresponsales bancarios de 178 municipios.

Pese a que dicho canal existe hace más de 13 años, era común encontrar ciudadanos que ignoraban su existencia. Esto está relacionado con los hallazgos de un trabajo que adelanta Banca de las Oportunidades junto a Fundación Capital, los cuales se socializarán en el futuro.

3. Manejo de la información personal

Todo el proceso de dispersión del subsidio estuvo caracterizado por la constante comunicación del Gobierno. Fue frecuente la invitación a visitar la página oficial del programa, se reiteró que no era necesario inscribirse para ser beneficiario y se recordó que no era sano compartir datos personales por internet.

Sin embargo, la última admonición era frecuentemente desoída y proliferaban pantallazos llenos de información personal, exacerbando riesgos de fraude contra los mismos usuarios.

4. Consulta constante de los saldos de productos de depósito

Una queja frecuente estuvo relacionada con no haber recibido el pago del subsidio. En varios casos, las revisiones del equipo encargado de resolver peticiones, quejas y reclamos, indicaban que el pago (o los pagos) ya estaban consignados en una cuenta del beneficiario. Lógicamente, se llevaban una sorpresa al verificar que ya disponían de estos recursos.

Naturalmente los retos enumerados guardan relación con otros ya identificados en Reportes de Inclusión Financiera y estudios de Demanda de Inclusión Financiera. Brechas entre zonas rurales y urbanas, por sexo, por edad y entre regiones; sumados a bajas tasas de ahorro; prevalencia en el uso del efectivo y limitados horizontes de planeación financiera son algunos de ellos.

Ingreso solidario sigue siendo un ejercicio del que se aprende todos los días y que, sin duda, será una oportunidad para dar un salto en términos de cultura financiera, apropiación digital, política social e inclusión financiera. Todas estas aristas se están analizando en la construcción del Conpes de educación e inclusión financiera.

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